Por su trascendencia y actualidad reproducimos
fragmentos de la intervención del Che en el segundo aniversario de la
integración de las organizaciones juveniles revolucionarias el 20 de octubre de
1962
La Unión de Jóvenes Comunistas tiene que definirse por
una sola palabra: “Vanguardia”.
Ustedes, compañeros, deben ser la vanguardia de
todos los movimientos, los primeros en estar dispuestos para los sacrificios
que la Revolución demande, cualquiera que sea la índole de estos sacrificios;
los primeros en el trabajo, los primeros en el estudio, los primeros en la
defensa del país. Y plantearse esta tarea no solo como la expresión total de la
juventud de Cuba, no solo como una tarea de grandes masas vertebradas en una
institución, sino como las tareas diarias de cada uno de los integrantes de la
Unión de Jóvenes Comunistas. Y para ello hay que plantearse tareas reales y
concretas, tareas de trabajo cotidiano que no pueden admitirse el más mínimo
desmayo...
... La organización es la clave que permite atenazar
las iniciativas que surgen... Si no existe la organización, las ideas, después
del primer momento de impulso, van perdiendo eficacia. Van cayendo en la
rutina, van cayendo en el conformismo y acaban por ser simplemente un
recuerdo...
Al mismo tiempo, todos y cada uno de ustedes deben
plantearse que el ser Joven Comunista, el pertenecer a la Unión de Jóvenes
Comunistas, no es una gracia que alguien les haga. Ni es una gracia que ustedes
hagan al estado o a la Revolución. El pertenecer a la Unión de Jóvenes Comunistas
debe ser el más alto honor de un joven de la sociedad nueva. Debe ser el honor
por el que luchen en cada momento de su existencia. Y además, el honor de
mantenerse y mantener alto el nombre individual dentro del gran nombre de la
Unión de Jóvenes Comunistas debe ser un empeño constante también...
Hoy la defensa del país sigue ocupando el primer lugar
en nuestros desvelos. Pero no debemos olvidar que la consigna que guía a los
Jóvenes Comunistas [“el estudio, el trabajo y el fusil”] está íntimamente unida
entre sí, que no puede haber defensa del país solamente con el ejercicio de las
armas, con estar prestos a la defensa. Que además debemos defender el país
construyéndolo con nuestro trabajo y preparando los nuevos cuadros técnicos
para acelerar mucho más su desarrollo en los años venideros... El estudio a
todos los niveles es también hoy una tarea de la juventud; el estudio mezclado
con el trabajo...
Pero es muy importante esta tarea, porque no es
solamente la Unión de Jóvenes Comunistas, no son solo los Jóvenes Comunistas
los que dan en esta tarea. Reciben, y en algunos casos reciben más de lo que
dan. Reciben experiencias nuevas: una nueva experiencia del contacto humano,
nuevas experiencias de cómo viven nuestros campesinos, de cómo es el trabajo y la
vida en los lugares más apartados, de todo lo que hay que hacer para elevar
aquellas regiones al mismo nivel que las ciudades y que los campos en los
lugares más habitables. Reciben entonces experiencia y madurez
revolucionaria...
Y deben recibir siempre y recibir con respeto la voz
de esa experiencia. Pero la juventud tiene que crear. Una juventud que no crea
es una anomalía realmente. Y a la Unión de Jóvenes Comunistas le ha faltado un
poco de espíritu creador. Ha sido a través de su dirigencia demasiado dócil,
demasiado respetuosa y poco decidida a plantearse problemas propios... Pero es
que nosotros, y nuestra juventud con todos nosotros, está convaleciendo de una
enfermedad que afortunadamente no fue muy larga pero que influyó mucho en el
retraso del desarrollo de la profundización ideológica de nuestra revolución.
Estamos todos convalecientes de ese mal llamado sectarismo. Y, ¿a qué condujo
el sectarismo? Condujo a la copia mecánica: condujo a los análisis formales;
condujo a la separación entre la dirigencia y las masas...
Si nosotros, también desorientados por el fenómeno del
sectarismo, no alcanzábamos a recibir del pueblo su voz, que es la voz más
sabia y más orientadora, si no alcanzábamos a recibir las palpitaciones del
pueblo para poder transformarlas en ideas concretas, en directivas precisas,
mal podíamos dar esas directivas a la Unión de Jóvenes Comunistas...
El compañero Fidel hizo serias críticas de extremismos
y de expresiones, algunas tan conocidas por todos ustedes como “¡La ORI es
candela!”, como “¡Somos socialistas, palante y palante!” Todas aquellas cosas
que criticara Fidel, y que ustedes conocen bien, eran reflejo del mal que
gravaba nuestra revolución...
Y así debemos definir y analizar todos nuestros
organismos objetivamente para seguir limpiando. Saber que todavía caminamos con
pasos vacilantes para no caernos, para no tropezar e irnos al suelo; conocer
nuestras debilidades para aprender a resolverlas; conocer nuestras flaquezas
para liquidarlas y adquirir más fuerzas.
Esta falta de iniciativa propia se debe al
desconocimiento durante un buen tiempo de la dialéctica que mueve los
organismos de masas, el olvidarse que los organismos como la Unión de Jóvenes
Comunistas no pueden ser un simple organismo de dirección, algo que mande directivas
constantemente hacia las bases y que no reciba nada de ellas. Se pensaba que la
Unión de Jóvenes Comunistas, o todas las organizaciones de Cuba, eran
organizaciones de una sola línea, una sola línea que iba desde la cabeza hacia
las bases, pero que no tenía un cable que retornara y trajera la comunicación
de las bases...
...Y ahí hay que trabajar, porque deben ir formándose
nuevas generaciones que tengan el interés máximo en trabajar y sepan encontrar
en el trabajo una fuente permanente y constantemente cambiante de nuevas
emociones: hacer del trabajo algo creador, algo nuevo.
Y eso es lo que hay que hacer; acordarse de que el
trabajo es lo más importante. Perdónenme si insisto una y otra vez, pero es que
sin trabajo no hay nada. Todas las riquezas del mundo, todos los valores que
tiene la humanidad son nada más que trabajo acumulado. Sin eso no puede existir
nada...
Yo creo que lo primero que debe caracterizar a un
Joven Comunista es el honor que siente por ser Joven Comunista, ese honor que
lo lleva a mostrar ante todo el mundo su condición de Joven Comunista, que no
lo vuelca en la clandestinidad, que no lo reduce a fórmulas sino que lo expresa
en cada momento, que le sale del espíritu, que tiene interés en demostrarlo
porque es su timbre de orgullo. Junto a eso, un gran sentido del deber, un
sentido del deber con nuestra sociedad que estamos construyendo, con nuestros
semejantes como seres humanos y con todos los hombres del mundo.
Eso es algo
que debe caracterizar al Joven Comunista. Al lado de eso, su gran sensibilidad
ante todos los problemas, su sensibilidad frente a la injusticia, su espíritu
inconforme cada vez que surge algo que está mal, lo haya dicho quien lo haya
dicho. [Aplausos] Plantearse todo lo que no se entienda, discutir y pedir aclaración
de lo que no esté claro, declararle la guerra al formalismo, a todos los tipos
de formalismos. Estar siempre abiertos para recibir las nuevas experiencias,
para conformar la gran experiencia de la humanidad que lleva muchos años
avanzando por la senda del socialismo a las condiciones concretas de nuestro
país, a las realidades que existen en Cuba. Y pensar todos y cada uno cómo ir
cambiando la realidad, cómo ir mejorándola.
El Joven Comunista debe plantearse ser siempre el
primero en todo, luchar por ser el primero, sentirse molesto cuando en algo se
ocupa otro lugar, y luchar por mejorar, por ser el primero. Claro que no todos
pueden ser los primeros. Pero sí entre los primeros, en el grupo de vanguardia.
Eso debe ser ejemplo vivo, de ser el espejo donde se miren los compañeros que
no pertenezcan a las Juventudes Comunistas, de ser el ejemplo donde se puedan
mirar los hombres y mujeres de edad más avanzada que han perdido cierto
entusiasmo juvenil, que han perdido cierta fe en la vida y que frente al ejemplo
reaccionan siempre bien. Esa es otra tarea de los Jóvenes Comunistas. Junto a
eso, un gran espíritu de sacrificio, no solamente para las jornadas heroicas
sino para todo momento, sacrificarse para ayudar al compañero en las pequeñas
tareas, para que cumpla su trabajo, para que pueda hacer sus deberes en el
colegio, en el estudio, para que pueda mejorar de cualquier manera. Estar
siempre atento a toda la masa humana que lo rodea.
Es decir, hay algo que se plantea: la exigencia a todo
Joven Comunista es ser esencialmente humano, y ser tan humano que se acerque a
lo mejor de lo humano. Que purifique lo mejor del hombre a través del trabajo,
del estudio, del ejercicio de la solidaridad continuada con el pueblo y con
todos los pueblos del mundo. Que se desarrolle al máximo la sensibilidad para
sentirse angustiado cuando se asesine un hombre en otro rincón del mundo y para
sentirse entusiasmado cuando en algún rincón del mundo se alza una nueva
bandera de libertad.
El Joven Comunista no puede estar limitado por las
fronteras de un territorio. El Joven Comunista debe practicar el
internacionalismo proletario y sentirlo como cosa propia y acordarse y
acordarnos nosotros, Jóvenes Comunistas y aspirantes a comunistas aquí en Cuba,
que somos un ejemplo real y palpable para toda Nuestra América. Y más aún que
para Nuestra América, para otros países del mundo que luchan también en otros
continentes por su libertad, contra el colonialismo, contra el neocolonialismo,
contra el imperialismo, contra todas las formas de opresión de los sistemas
injustos. Acordarse siempre de que somos una antorcha encendida, de que
nosotros todos somos el mismo espejo que cada uno de nosotros individualmente
es para el pueblo de Cuba, y somos ese espejo para que se miren en él los
pueblos de América, los pueblos del mundo oprimido que luchan por su libertad.
Y debemos de ser dignos de ese ejemplo. Y en todo momento y a toda hora debemos
ser dignos de ese ejemplo. Eso es lo que nosotros pensamos que debe ser un
Joven Comunista.
Y si se nos dijera que somos unos románticos, que
somos unos idealistas inveterados, que estamos pensando en cosas imposibles y
arquetipo humano, nosotros le tenemos que contestar una y mil veces que sí, que
sí se puede. Que estamos en lo cierto. Que todo el pueblo puede ir avanzando,
ir liquidando las pequeñeces humanas como se han ido liquidando en Cuba en
estos cuatro años de revolución, ir perfeccionándose como nos perfeccionamos
todos día a día, liquidando intransigentemente a todos aquellos que se quedan
atrás...
Y tiene que ser así, y debe ser así, y será así,
compañeros. [Aplausos]
Será así porque ustedes son Jóvenes Comunistas,
creadores de la sociedad perfecta, seres humanos destinados a vivir en un mundo
nuevo, donde todo lo caduco, todo lo viejo, todo lo que represente la sociedad
cuyas bases acaban de destruirse habrá desaparecido definitivamente. Para
alcanzar eso, hay que trabajar todos los días, trabajar en el sentido interno
de perfeccionarse, de aumentar los conocimientos, de aumentar la comprensión
del mundo que nos rodea, de inquirir y averiguar, y conocer bien el porqué de
las cosas y el plantearse siempre los grandes problemas de la humanidad como
problemas propios.
Propaganda de mierda en las redes capitalistas
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